EDAD CONTEMPORANEA
La edad contemporánea
La filosofía en la edad contemporánea, que comprende desde fines del siglo XIX hasta nuestros días, es la última etapa histórica de la filosofía, es una etapa compleja, controvertible, diversa y de permanente cambio como producto de los avances científicos y tecnológicos, de la acelerada y desbordante floración de doctrinas filosóficas. “Frente al positivismo y relativismo que dominaron la última media centuria – afirma Ortega y Gasset-, la filosofía del siglo XX va reconociendo nuevamente a la razón un vasto poder de conquistar no pocas verdades absolutas, pero, a la vez, no puede desconocer su carácter originario de función vital entre otras innumerables. Nació, pues, la función intelectual, como las demás, para subvertir a la existencia orgánica y se va desarrollando al hilo de las urgencias vitales” (“Historia como sistema”). La filosofía contemporánea empezó a partir de la disolución del sistema hegeliano, y se caracteriza por su complejidad y problematismo; por poner en cuestión la verdad misma, su consistencia y existencia, la dimensión filosófica de la realidad y la misma filosofía; por el desarrollo de una diversidad de corrientes y doctrinas, muchas de ellas en radical oposición.
ARTHUR SCHOPENHAUER (1788-1860)
Schopenhauer tomó de Kant la diferencia entre lo que percibimos (fenómeno) y la cosa en sí (noúmeno). El mundo que percibimos no es sino el resultado de nuestras representaciones. «Todo lo que existe, existe para el pensamiento.» Pero, a diferencia de Kant, Schopenhauer entiende que tenemos un modo de acceder al noúmeno, a la cosa en sí. «Nosotros mismos somos la cosa en sí.» Si por el intelecto accedemos al fenómeno, por el cuerpo podemos acercarnos a la cosa en sí. Por nuestro cuerpo conocemos lo que el mundo es en sí mismo, "voluntad", necesidad, deseo. El instinto de conservación del individuo (agresividad) y el instinto de conservación de la especie (sexualidad) son los modos principales de esta voluntad de vivir. En el fondo, el mundo no es sino voluntad, deseo insatisfecho, anhelo insaciable.
Dado que Schopenhauer entiende, siguiendo a Kant, que la causalidad es una categoría del entendimiento (una categoría a-priori aportada por el sujeto) su conclusión es que, si bien los actos voluntarios particulares tienen una finalidad, la voluntad en sí misma (que, por ser en sí, está más allá de todo fenómeno) no tiene causa ni fin alguno. Es una voluntad sin sentido y, por lo tanto, sin posibilidad de alcanzar una realización total. En el fondo, el mundo es un dolor, un sufrimiento sin finalidad ni sentido.
JOHN STUART MILL (1806 - 1873)Un argumento que Mill desarrolló más que cualquier otro filósofo previo fue el Principio de indemnidad, esto es, que toda persona debería ser libre para comprometerse a realizar las conductas que desee siempre y cuando no dañe a los demás.
Mill habla solamente de la libertad negativa en Sobre la libertad, un concepto formado y bautizado por Isaiah Berlin (1909-1997). Isaiah Berlin sugiere que la libertad negativa es la ausencia o carencia de impedimentos, obstáculos o coerción. Esto contrasta con su otra idea de libertad positiva, la capacidad de comportarse, y la presencia de condiciones para ejercer tal libertad: sea mediante recursos materiales, cierto nivel de ilustración o la oportunidad para la participación política.
ORTEGA Y GASSET, JOSÉ (1883-1955)
El más grande y más leído de los filósofos españoles contemporáneos, tanto en su país como en el resto del mundo. Un serio problema por resolver es el hecho expuesto por Ortega y Gasset cuando dijo que “Los filósofos son todo menos eso- son políticos, son pedagogos, son literatos o son hombres de ciencia” y demandaba para salvar a Europa que “la filosofía impere, es decir, con que los filósofos sean filósofos”. La doctrina de Ortega y Gasset es la filosofía de la razón vital, que ha sido definida en la expresión “Yo, soy yo y mi circunstancia”. La razón –señala Ortega y Gasset- no puede independizarse de la vida ni éste de aquella. El Yo no puede existir independientemente de las cosas, el Yo no se encuentra nunca solo, sino siempre




Comentarios
Publicar un comentario